te recuerdo algún día
en la universidad
cara intensa ojos profundos
rodando ruedas llenas de tierra roja
recién traídas desde aquella finca
tú y tus compañeros sembraron
en barrios de Ciales
envidia y orgullo
ver a mi gente gastar dólares y sudores
en rescatar el verde el frescor de mi patria
canto a canto
para sembrarla de vida y sembrar nuestras vidas
de patria
no recuerdo casi tu cara solo tus ojos
Chagui es triste morir viendo venir la bala ¿no?
puedo sentir en mí tu susto tu miedo
todos tus pensamientos rápidos en esos segundos
intervalos
es triste no morir siquiera en un paredón
pero así matan ellos
así matan cobardes
qué difícil nos ha sido
levantar la cabeza sobre tanta locura
innata desde aquella primera leche de pecho
tantas negaciones de la esencia del ser
en cada doctrina religiosa
en cada lección de política e historia universal
todas las represiones morales
trastos arcaicos heredados desde las primeras
desviaciones ancestrales
la producción impuso al hombre
cómo nos tuvimos que ir desnudando
de mentiras
los muchos sustos vividos al ser niños
en un mundo violento en su naturaleza torcida
¡qué difícil! Chagui
ser ingenuo entre la mierda disque social
no te conocí pero intuyo sintiendo
tu paso de rebelde a revolucionario
un día abriste los ojos para ver el mundo al revés
y te los estrujaste para confirmar
no era alucinación
veías huertos sembrados de futuros:
el llanto más amargo
se atragantó en tu garganta
tu muerte despierta en mí
toda la intensidad de tu vida:
ahora también me habitas
me invade la rabia:
no quiero ver más ojos dulces caminando la tierra
si verlos implica pronto llegar a extrañarlos
Chagui jode ser así
prefiero ver rayos asesinos
rayos laser en lucha
en nuestros ojos
Del libro Atlántida: poesía de la tierra, el amor y a vida (Publicaciones Gaviota, 2019).